Hace ya cosa de un mes, Brendan Canty (Fugazi / Rites of Spring) sacó disco. Bueno sacó disco y estrenó grupo. Y no, no tiene nada que ver con Fugazi. De hecho esta formación es un proyecto de veteranos en el cual Rich Morel (literalmente la mitad de Blowoff) está tan presente como Brendan, a la cabeza del mismo. Haciendo esto más interesante, ambos se conocen durante una gira con Bob Mould en la que les da por hablar (¡sorpresa!) de música. Así, en este marco, nace Deathfix directamente desde el amor profundo que ambos profesan por la música de los 70’s. El cuarteto, para que ya sea suficientemente digno de atención, lo completan Devin Ocampo a la batería, miembro y fundador de las dos míticas bandas Dischord Faraquet / Medications y Marc Cisneros al bajo, percusión y multinstrumentalista compañero de Devin en Medications.
No es muy difícil fijarseen la primera toma de contacto con la portada del disco, en la casi excesiva importancia que le han dado a la forma tipográfica que forma el nombre de la banda, iluminada como si de una luz de neón se tratase y con un corazón haciendo de A. Buscando sello de identidad (bastante cuidado, por cierto), suponemos. Dando un poco de importancia a la estética que estratégicamente planeada sale de los moldes de la cotidianeidad del sello de DC y pensando de dónde proceden los componentes de la banda hizo, en su momento, que la idea de que algo diferente iba a salir, no destacara por ser muy original.
Primera y sorprendente escucha del largo que ya denota desde el primer momento un gran romper con lo que venimos haciendo hace 35 años en el sello. Espíritu innovador aunque veterano el que llevan Morell y Canty haciendo uso de su experiencia (e influencia, claro) para poder llevar a cabo un tracklist lleno de canciones donde la psicodelia causada en gran parte por el uso de los sintetizadores y el sonido melódico 70’s se convierten en protagonistas de lujo. Y digo de lujo, porque que este cambio de aires pop rock se haga un hueco entre el sonido punk, hardcore, alternativo al que Dischord nos tiene acostumbrados es algo de especial mención. Un salto que, desde luego, demuestra una vez más la confianza en su gente de manera notable.
Recorrer todas y cada una de las canciones del primer largo de la banda significa no tener ideas preconcebidas. Better than Bad, canción que abre el disco, con espíritu melódico inconfundible y una buena dosis de glam hace que la misma nos mueva casi automáticamente del sitio (casi más por asombro igual). Esta nos introduce de manera bastante acertada directamente en lo que Deathfix pretende transmitir, desmarcándose totalmente a lo que una banda Dischord nos tiene acostumbrados. Low Lying Dreams cogiendo el testigo de manera bastante diferente nos hace cambiar la percepción repentinamente, teniendo un fondo inconfundiblemente tosco y oscuro, siendo casi más rock que pop. De ahí a la tranquilidad que transmiten los primeros acordes en Hospital, haciendo de espejo a experiencias de la propia banda mientras la descripción de los personajes se convierte en el tema central y protagonista. Dali´s house, un experimento, un desmadre en la que se permiten hablar desde la perpectiva de imaginar cómo sería ser la casa de , dentro de una especie de jam sonoro con ritmos funk, diferentes y populares personajes como James Murphy, Steve Mcqueen o el Che Guevara entre muchos otros. Pegadiza Playboy con una melodía casi infinita durante los 5 minutos de duración del tema y Mind Control haciendo muy bien de preludio al cierre del largo el cual, termina firmando, el single Transmission, un bonito tema de que se alarga casi 9 minutos como resistiéndose a terminar de sonar y cerrar el proyecto rompedor del cuarteto.
La esperada opinión que puedan tener sobre el disco los fan más puristas del sello, seguramente pueda ser fácilmente aplacada por el hecho este disco suena mucho a reunión de amigos para disfrutar tocando, haciendo un poco lo que realmente quieren porque los deberes ya están más que hechos y los exámenes aprobados con matrícula de honor. Ya no hay que pensar en eso, y tampoco en gustar a nadie apostando fuerte por algo que sale tan natural que a veces, incluso, asusta. Una oportunidad nueva de volver a girar, para transmitir, para disfrutar. Pero no encantar.
Paloma D.
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